“Sé que mis cuentos y mis poemas sí sobrevivirán”

GRACIAS a Dios por Juanqui, por haberle permitido mirar la vida con la sensibilidad y originalidad con las que él la contempló. Por haber sido hijo, hermano, amigo, pero sobre todo por regalarnos su búsqueda auténtica de este Dios “a quien bastaba simplemente su presencia” y “que no podría ignorarlo nunca más”; y de la persona humana en la cual creyó hasta el último suspiro de su existencia. ¡Gracias Juanqui por permitirnos entrar en tu mundo interior, en tus luchas expresadas a través de tantas imágenes y palabras que nos hablan de infierno y del cielo que fue tu vida!

PRÓLOGO

La vida de Juan Francisco Pulido Martínez (Juanqui, Juanky para muchos) fue desde su concepción hasta su muerte, uno de esos regalos que Dios hace a cada uno de los que lo conocimos y gozamos de su vida. Como síntesis de sus pocos años entre nosotros diremos: “Vino después de tiempo y se fue antes de tiempo”, pero tuvo el don de la belleza física, espiritual, intelectual y una gran sensibilidad para acoger y querer a todos sin distinción de razas, edad, condición social o capacidad. Siempre supo ver en cada uno el don o dones con que Dios lo había dotado y amarlos incondicionalmente. Le costaba trabajo ver lo malo de cada persona y confiaba en cada uno hasta que con palabras o hechos le demostraban lo contrario.

Desde pequeño sintió y gozó del cariño de toda su familia, de sus abuelas, especialmente la materna quien desde muy niño le enseñó a amar a Dios y a las personas, a Cuba, grabando en su corazón la “Historia verdadera de Cuba”, a ser sencillo, a pensar por sí solo, que lo condujo a abrir sus ojos a tantas realidades bellas y duras con las que en su vida se encontró, como expresaría en varios de sus escritos, citando a Dostoiesvski: “Ahora que aprendiste a abrir los ojos, nadie mirará por ti el paisaje”. Cuando sólo tenía tres años conocía a todos los patriotas cubanos con nombres y apellidos, creía y amaba a Dios y se entregó a Él como catequista y misionero; muchas veces nos decía a los más cercanos: “El Dios en que ustedes creen no es el verdadero, Dios es amor y misericordia infinita, a Él sólo le basta nuestra presencia”.

Cuando creció y vivió en carne propia la dictadura del comunismo, sin armas pero con su ejemplo y escritos denunció lo terrible de este sistema viviendo las injusticias y hasta la violación por autoridades del régimen, de la sociedad e incluso de la Iglesia pero en su corazón nunca albergó odio, sino compasión por esas personas que tanto daño le hicieron. En una ocasión nos expresó: “Estos desgraciados me han destruido la vida, pero no los odio, porque el que obra el mal es más pobre que al que se lo hacen”. Por eso, a diez años de su muerte y queriendo realizar su último sueño: “Sé que mis cuentos y mis poemas sí sobrevivirán” (deseo expresado en una carta escrita a Belkis Cuza Malé unos días antes de su muerte), decidimos como familia recopilar todo lo escrito por él y publicarlo.

Sea este libro un canto a la vida y un deseo profundo de que ninguna persona muera a causa de dictaduras ni de ideologías. Sea este libro bendición y no maldición para todos aquellos que siguen obrando el mal, ciegos por el poder y sin abrir los ojos a la única Verdad que nos libera y nos abre a la Vida: Dios.

Familia Pulido Martínez.