Su biografía narrada por su madre Elisa

PRÓLOGO

 

“LO ASESINARON”, es la historia verdadera del Calvario de mi hijo más pequeño Juan Francisco, (Juanqui), la cual conocí con toda su crudeza el 12 de enero del 2001, cuando mi hija María Cristina y yo estuvimos una semana con él en Miami y que comenzó hace 6 años.

 

Al escuchar su relato llorando amargamente al igual que Mary, mis oídos y cerebro se negaban a creer cómo la maldad de un Sistema Intrínsicamente Perverso e Ineficaz, se ensañó en lo más frágil de mi familia sólo para destruírnos, inicialmente, pero al darse cuenta con cuántos dones, Dios lo había dotado, al que tenían que asesinar era a él.  Por primera vez en mi vida sentí odio en mi corazón hacia quienes lo asesinaron, a pesar de que el repetía: “Mami, he sufrido mucho, me han tratado de destruir pero no los odio porque ellos son más pobres que yo”.  Al escuchar que había muerto el 27 de febrero, el odio se deshizo y yo tambien perdoné, pues ya Juanqui, por la Misericordia de ese Dios Amor es completamente libre y ya goza de la Luz Verdadera que no tiene fin.  Pero es necesario y deber de justicia, narrar los hechos tal  como ocurrieron, sin apasionamientos  y con objetividad para que se comprenda que hay muchas formas de asesinar, y en realidad Juanqui como tantos otros cuyos nombres no conozco, pero el Señor sí,  son  VERDADEROS MÁRTIRES, a manos de la injusticia que de forma solapada y perversa destruye vidas sólo por el hecho de pensar y amar la libertad.

 

Sea el lector quien llegue a conclusiones.

Queridísimo Juanqui:

 

Ésta es una carta especial.  Lo es, porque será la última que te escriba y porque su destino es el Cielo.

 

Quiero primeramente, pedirte perdón por las veces que no te demostré mi inmenso amor; tanto te quise, que nunca fuímos egoístas ni tu padre ni yo, porque al ser tan felices contigo, quisimos que otros lo fueran también; perdóname por tantas veces que no te comprendí; y sobre todo, porque no supe impedir que sufrieras tanto, pero hoy sé, que ésa  era TU HISTORIA DE SALVACIÓN. Además, ahora me ves tal como soy y todo esto lo conoces de veras porque estás viendo cara a cara al que Amaste y que la maldad de un Sistema Perverso, a veces empañó SU ROSTRO, pero que en su Inmensa Misericordia te llevó consigo, cuando ya habías vuelto a ver la bondad del ser humano.  Sobre todo, quiero pedirte me disculpes porque te prometí que lo que nos contaste aquella noche del 12 de enero, sólo lo conocería tu padre y así lo hice; ni siquiera a tu hermano Carlitos lo dije, pero hoy, esa promesa no tiene razón de ser y quiero como madre, que se conozca la verdadera historia de tu muerte, porque estoy segura que eres  MÁRTIR DE LA LIBERTAD, y no juzgo a nadie sino que quiero desenmascarar con esta historia, la Maldad de un Sistema Intrínsicamente Perverso, Mentiroso e Ineficaz.  “NO TEMO LAS CONSECUENCIAS”.

 

Espérame Juanqui, que un día nos reuniremos todos, en el Amor y Luz Verdadera.  Te ama,

Mami

Las raíces de esta historia tan triste, nacen el 28 de diciembre de 1965, cuando Carlos Manuel Pulido Collazo y Elisa Margarita Martínez Quiñones nos dimos el Santo Sacramento del Matrimonio y fundamos una nueva familia cristiana.  Ya por ese tiempo, el gobierno cubano se había quitado la careta, radicalizado y proclamado ateo, por lo que comenzó para ambos  y luego para nuestros tres hijos (Carlitos, María Cristina y Juanqui) un ataque directo, pero de forma solapada para destruírnos.  Trataré por tanto, de narrar ciertos hechos, que estimo fueron el hilo conductor de lo que inicialmente fue la causa que llevó a la muerte a nuestro pequeño Juanqui.

 

A raíz de nuestro matrimonio, fui citada e intimidada por 17 ejecutivos de Educación presididos por la Secretaria Provincial del PCC. , para plantearme que como  empleada de Educación  que devengaba un sueldo, no podía ser persona activa de la Iglesia, pues era un modelo negativo en la formación del “hombre nuevo”.  Dios, en mi boca puso palabras, y después de varias horas  expresé que en mis horas libres hacía con mi vida lo que quería, consciente que la Constitución vigente era atea, pero a la vez proclamaba el derecho a profesar la religión que quisiera el individuo de forma privada; y que si algún día tenía que decidir, dejaría de ser maestra.  No me doblegaron por la Gracia de Dios.

 

A Carlos, lo dejaron excedente del trabajo, porque se negó a hacerse miliciano, perdiendo su trabajo; luego fue profesor de Química en la escuela de excedentes.

 

Siempre nos negaron a ambos el derecho de ocupar cargos directivos en nuestros trabajos por ser religiosos, pero a nosotros eso no nos importaba y cada día nos entregábamos con más amor  y espíritu de servicio donde trabajábamos.

 

Muchos otros hechos ocurrieron que no vale la pena narrar pero que estoy segura, ellos comprendieron que tenían que atacar a los más débiles, nuestros hijos.

 

Tanto a Carlitos como a María Cristina constantemente (al igual que a los otros creyentes) los hacían poner de pie frente a sus compañeros de aula desde la primaria, porque ellos eran católicos.   Aunque sentían miedo, a la vez se sentían felices de dar testimonio de Cristo, porque el Señor les fue fortaleciendo su fe, ya que eran tan pocos niños los que asistían a las iglesias en aquellos tiempos, que formaron comunidad y precisamente, Carlos era el director de la catequesis y siempre delante del Santísimo oraban juntos y se les decía: “Nunca nieguen a Dios, ustedes son felices porque en medio de este sistema político ateo pueden proclamar que Dios ama a todos, a los que lo conocen y a los que nos persiguen” .  Les fue negado oficialmente a cada uno, a pesar de ser excelentes expedientes, el derecho de ocupar los primeros lugares, aunque casi todos sus compañeros reclamaron junto a ellos ese reconocimiento.  Cuando iban a comenzar el preuniversitario los intimidaron para que formaran parte de la UJC , pero ellos valientemente se negaron con sólidos argumentos por lo que se decidió atacar lo más débil y querido por nuestra familia, Juan Francisco (Juanqui).

 

Y por qué estoy segura de esto?  Porque cuando Juanqui sólo contaba tres años, ocurrió algo tan perverso que sólo es posible creerlo si se ha vivido.   Ya por aquel tiempo, Carlos trabajaba en el laboratorio del Molino de Trigo de Cienfuegos y el director y el miembro de Seguridad del Estado de ese centro le presentaron a un señor, que decían era venezolano y había heredado un molino de trigo en Venezuela y le pidieron a Carlos que siempre lo tuviera a su lado para explicarle todo el proceso tecnológico del molino. Era una persona simpática que se metió en nuestra familia, pues decía que se sentía solo.  Mi corazón lo rechazó desde el inicio, pues al menos a mí nunca me miró de frente y yo le decía a Carlos, ése no es venezolano, sino que pertenece a Seguridad del Estado, pero el nunca me creyó y cuando estaba yo sola con “el venezolano” me daba gusto en señalar la perversidad, mentiras  e ineficacia del Sistema Político Imperante en Cuba…  por ese período falleció el papá de Carlos y él aparentemene estaba tan afectado como todos nosotros.  Un día, reunidos todos y él también allí, dijo así: “Lo más frágil de esta familia es Juanqui”.  Esa frase no le dimos importancia, pero a Carlitos, nuestro hijo mayor, se le quedó grabada, pues según él, sintió que detrás de ella había algo.  Hoy  puedo decir que fue el inicio del ataque a Juanqui. Pasado varios meses, una noche se presentó en la casa para despedirse definitivamente y ese día yo presentí algo, por lo que con mucho sueño no me separé de ellos;  pasada la media noche  se levantó y yo somnolienta me despedí y él rápidamente sin yo darme cuenta le dio a Carlos la mitad de un dollar (en aquella época no era legal tener dollares en Cuba)  y le dijo que pronto llegaría otro señor  con la otra mitad con un mensaje.  Cuando Carlos entró, ya yo estaba dormida y él se pasó toda la noche rezando y pidiendo al Espíritu Santo que lo iluminara pues  le costaba mucho trabajo creer algo tan perverso y no veía claro.  Al otro día, sin decirme nada se presentó al miembro de Seguridad del Estado de su centro de trabajo y le narró lo ocurrido entregándole la mitad del dollar.  A los pocos días, nos enteramos, que con otra persona que pertenecía al PCC, pero que ellos dudaban si era una fachada o no, le hicieron lo mismo que a Carlos y aquel “confíó en el  venezolano” y le entregó una colección de monedas de oro para que como extranjero, él las pudiera sacar del País y con ese dinero poder salir más tarde de Cuba.   Esta persona, pasó varios años en la cárcel, pero a Carlos por la misericordia de Dios no le  pasó nada.

 

Se dan cuenta, de la maldad y perversidad de este Sistema Político, que es capaz de engañar y violar la intimidad de una familia para conocer por dónde atacar y a quién, a fin de destruir  todo vestigio de fe cristiana?

 

Me voy a detener un poco para hablar algo sobre Juanqui, para que el lector pueda entender, las entrañas tan malévolas de este Sistema Político.

 

La concepción y nacimiento de Juanqui fueron providenciales.  En el parto de María Cristina, por incompetencia del médico (así lo declararon oficialmente) cogí una infección que estuve entre la vida y la muerte y cuando me salvé, el médico que me atendió nos dijo que casi seguro nunca más podríamos tener hijos, por eso, cuando a los treinta y seis años de edad supe que estaba embarazada, esto fue acogido por todos con inmensa alegría.   Recuerdo, que yo tocaba mi vientre y le decía: “Hijito, te voy a querer mucho y nadie te hará daño….”  Cuando nació, el médico pediatra, al comprobar sus reflejos dijo: “Coño, qué clase de niño tan perfecto!” Ya sus dos hermanos y mis dos sobrinos eran grandes, por lo que fue mimado por todos.  Le pusimos el nombre de Juan Francisco, para hacer patente de alguna forma a nuestro párroco de siempre, al amigo sacerdote que desde antes de casarnos estuvo siempre con nuestra familia en las buenas y en las malas todo el respeto y cariño que sentíamos hacia él.  Creció en un ambiente de amor.  Mi mamá que fue una mujer muy culta e inteligente le abrió la mente y el corazón a un mundo ideal y muy grande donde no cabía el mal.  Ella, desde pequeño todos los días le leía cuentos, historias, le enseñó al igual que nosotros el amor a Dios, a los demás sin distinción y a Cuba.  Desde pequeñito sabía las diferencias y semejanzas entre corsarios y piratas; entre los diferentes animales y países; reconocía por sus nombres a todos los patriotas y  amar a su Ángel de la Guarda.  Era tan feliz y hacía tan felices a los demás que Carlos y yo dejamos que todos participaran de él y en su vida.   Para mis dos hermanas, Luisa a quien llamaba “Mama Luisa” y a Cucu, que era su “Adorada Tía”, así como a mi papá, de quien heredó su sociabilidad, fue algo especial. Amó mucho a sus abuelos paternos y a toda su familia.  A sus dos hermanos, casi los consideraba sus “jóvenes padres”; luego quiso a su cuñada… recuerdo de pequeñito cómo le gustaba ir a Santiago de Cuba a casa de su familia.  Nació su sobrina María Elisa, con quien jugaba y amó mucho… cuando se fue de Cuba, le entregó el llavín de la casa con su llavero para que no tuviera que tocar a la puerta; para ella, fue uno de los regalos más preciados en su vida.  Después, nacieron sus sobrinos jimaguas y aunque estuvo poco tiempo con ellos, siempre en sus cartas preguntaba por sus tres sobrinos.  Sus primos, dos de los cuales, eran sus padrinos,  querían mucho a Juanqui y éste tenía predilección por ellos.  Era padrino de dos de los nietos de mi hermana y también de un vecino y siempre tenía una palabra o una frase de amor para él y su familia.

 

Era muy piadoso; se sentía feliz sirviendo a otros sobre todo a los más pobres.  Fue catequista, acólito, formador de jóvenes, misionero e impulsó la Infancia Misionera en su parroquia.  Cooperó con la parroquia que Carlos y yo atendíamos como formador de jóvenes; se planteó la vocación sacerdotal… estuvo dos años con acompañamiento vocacional.

 

Como se educó en un ambiente de amor, bondad, libertad (a pesar de no haberla en Cuba) y felicidad, él decidía por su gran inteligencia y corazón rápidamente, lo que debería o no hacer.  En Primaria, estando en Preescolar, cuando su maestra los invitaba para el domingo quitar las hierbitas del jardín, él levantaba su manito y decía:  “Maestra, el domingo es el día del Señor, yo voy al catecismo y a la Misa…” enseguida muchos otros niños, contagiados por esa alegría y espíritu libre, le preguntaban qué era eso y él entonces explicaba acorde a su edad y fueron muchos los compañeritos que también comenzaron a ir a la catequesis con él.  Por eso cuando Juanqui sólo tenía seis años, estaba en primer grado, leía y escribía a la perfección y participó en un Concurso Municipal de Español y yo lo quise llevar.  Después de participar en ambos, oí comentarios sobre un niño muy pequeñito que había leído perfectamente y sus respuestas orales al igual que sus oraciones escritas llamaron la atención.  Al dar los premios,el primer lugar lo obtuvo Juanqui con 100 puntos en cada examen y él sonriente subió a recibir sus diplomas.  Cuando iba bajando no esperó y se tiró en mis brazos y dijo: “ Mami, gané”  Yo lo besé con gran alegría y un dirigente  de Educación consternado, me preguntó si en realidad era hijo mío, yo contesté afirmativamente.  Al otro día en la escuela todo fue alegría y sus compañeritos también gozaron de estos premios.  Días más tarde tuvo lugar el Concurso Provincial y su maestra quiso en esta ocasión también ir conmigo; y fuímos las dos.  Al dar los resultados del Concurso, Juanqui no sólo no estaba entre los premiados sino incluso no había aprobado.  Yo le pregunté a él cómo había salido y me contestó que la maestra de Lectura lo había felicitado y que la parte escrita había sido fácil… Lo mandé a jugar al patio e inmediatamente me dirigí a la responsable de este evento y le pedí como compañera que me enseñara el examen de Juanqui y ella de forma descompuesta me dijo:

 

No te enseño nada, porque no sólo eres autosuficiente tú y te crees la mejor en todo, sino que ahora quieres que también tu hijo lo sea.

 

Tengo ese derecho, y como compañera de trabajo te lo pido, pero si no lo haces de esa forma, oficialmente pediré la revisión.

 

Entonces una metodóloga de Rodas, muy joven, me dijo que qué quería. Yo le expliqué y naturalmente me llevó a ver los exámenes y al ver que era el  de Juanqui, me expresó que ella misma le había hecho la Lectura y había sido excelente.   Buscó el acta y aparecía con baja calificación;  ella inteligentemente se dio cuenta que algo pasaba y entonces buscó el examen  escrito y al ver que no tenía error alguno y en el acta aparecía desaprobado llamó a la responsable y preguntó qué estaba pasando.  La maestra rompió a llorar y dijo: “Qué injusticia!, cómo se pueden ensañar con un inocente? ;  yo le respondí:  “Porque es mi hijo”.  Buscamos a Juanqui y él aunque captó que algo pasaba, nada preguntó.  Al otro día en la escuela, la directora, al saber la verdad, informó que había sido un honor para la Escuela que Juanqui hubiera representado a Cienfuegos y yo recuerdo que un compañerito le dijo bajito: “Juanqui, por qué no ganaste?” y él de manera sencilla le respondió: “Chico, parece que me estoy poniendo bruto porque ni siquiera me nombraron” y no le dio importancia a este hecho.  Carlos y yo denunciamos esta injusticia a Educación y al PCC.  y aún no nos han respondido.

 

A pesar de todo, sus maestros lo querían mucho y aunque se les orientaba que no lo podían seleccionar como el mejor alumno del aula, durante toda su primaria  sus profesores lo declararon como tal.  Ganó muchos Concursos, sobre todo en Literatura, pues era un verdadero creador, aunque fue bueno en las otras asignaturas; no fue muy destacado en deportes,  participó en eventos y fue muy querido por sus profesores y compañeros.

 

A medida que crecía se comprometía más con la Iglesia y se sentía más libre, por lo que se hacía más radical respecto al Sistema Político.  Como era tan cercano a todos y siempre estaba desde sus grandes capacidades, dispuesto a ayudar y a servir, se fue convirtiendo en una especie de líder entre los demás.  Así, cuando le pidieron que cooperara con las Milicias de Tropas Territoriales dando algo de dinero para los gastos a fin de mantener preparado al pueblo en caso de guerra, él libremente decía: “No puedo aportar nada, porque yo soy pacifista”; cuando los preparaban para recibir visitas y aprender consignas, él decía : “No soy papagayo y se cruzaba  de brazos…” se sentía siempre seguro, feliz y libre! Y lo que comenzó para dañarnos a nosotros como familia cristiana en lo más frágil de la familia, dio un giro total y a partir de los 15 años se transformó en un ataque a muerte al “Posible destructor del Sistema Político”, pero no abierto y de frente, asesinándolo como ocurre en estos casos en cualquier otro país, sino que EL SISTEMA POLÍTICO   IMPERANTE EN CUBA, TENÍA QUE ASESINARLO, PERO NI SIQUIERA DARLE EL DERECHO DE SER “MÁRTIR DE LA LIBERTAD”, SINO OBRAR DE TAL FORMA QUE ÉL MISMO SE AUTODESTRUYERA, SÓLO PORQUE JUANQUI SIEMPRE SE SINTIÓ PERSONA HECHA A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS Y POR TANTO ENTERAMENTE LIBRE, CONOCÍA TODOS LOS INTEGRANTES DE LOS GRUPOS OPOSITORES DEL SISTEMA POLÍTICO, DONDE CONOCIÓ A DOS VALIENTES MUJERES QUE LO AYUDARON MUCHO, PERO RESPETARON SIEMPRE SU LIBERTAD.  NUNCA SE AFILIÓ A NINGÚN PARTIDO POLÍTICO, SINO QUE SIEMPRE QUISO SER FUERZA CIVIL PARA COMO PERSONA LIBRE, ACTUAR EN CONSECUENCIA.

 

Y así, llegó el día amargo de su muerte.  Era un día luminoso que no tuvo clases, y sólo tenía 16 años… un niño.   Temprano lo levanté y le pedí me llevara a arreglar la batidora a Enseres Menores, pues no funcionaba bien; se levantó y salió muy contento con su jabita, pues quería después pasear.  Pasaron las horas y yo al ver que no aparecía, molesta porque pensaba que se había entretenido con sus amigos, salí en su búsqueda.  Llegué a Enseres Menores y el técnico que nos conoce bien, me dijo que Juanqui no había estado allí.  Yo me asusté mucho porque eran cerca de las doce del día.  Recuerdo que caminé las calles con un mal presentimiento, fui a casa de algunos de sus amigos y nadie había visto a Juanqui.  Pasada las tres de la tarde, Carlos me llamó por teléfono y me dijo que iba a tardar un poco; le conté desesperada la tardanza de Juanqui y él me dijo que no me preocupara.  Cerca de las cuatro y treinta de la tarde, apareció todo sucio, con la jaba llena de fango y la mano derecha que sostenía ésta, le temblaba enormemente.  Yo enseguida le dije:

 

Hijo, qué te hicieron?

 

Nada mami, que ÉSE, (el designado por Seguridad del Estado para “vigilar, aconsejar y controlar” a Juanqui en todas sus actividades) me dijo, cuando iba para Enseres Menores que lo tenía que acompañar  y yo me negué.  Él sacó el carnet de Seguridad del Estado y como detenido me llevó a uno de los centros de la Seguridad.

 

Después de las tres de la tarde, desde Seguridad del Estado, llamaron a Carlos para solicitar hablar con él  y éste, les contestó que si tenían que hablar con él, fueran a su trabajo.  Contestaron que no querían ligar problemas de su hijo con asuntos de Iglesia (que es el trabajo de Carlos, pues desde 1993, él es Director de Cáritas Cienfuegos).  Al llegar, le informaron que como Juanqui ya tenía novia, creían que éste se tranquilizaría, pero que no era así.  En resumen, fue una conversación donde se burlaron de todos nosotros, pues aunque los hechos que narraré a continuación no los conocí tal y como ocurrieron hasta el 12 de enero del 2001, cuando tuve la oportunidad de visitarlo en Miami, quiero aquí mostrar con toda crudeza la maldad del Sistema Político Imperante en Cuba.  Los hechos ocurrieron así:

 

Después de conversar ÉSE! con Juanqui y éste contestarle, lo mandó a un cuarto donde había tres hombres para que se “ACONSEJARA”.   Inmediatamente, dos de ellos lo agarraron y le quitaron los pantalones y él dijo:  “QUÉ VAN A HACER?…  YO SOY UN HOMBRE”

Le respondieron: “HASTA HOY LO FUISTE…” y seguidamente uno por uno, los tres lo violaron,  sosteniéndole uno las piernas y otro los brazos.   En aquel momento, él sólo veía un cuarto sucio y una soga que se distinguía muy bien.

 

Se dan cuenta: LO VIOLARON!  Y ÉL ERA VIRGEN, ERA UN NIÑO…  y como toda violación engendra culpabilidad y era su primera experiencia sexual, a partir de ese momento sin comunicarlo a nadie trataba de reafirmar su virilidad.

 

Cómo es posible que UN SISTEMA POLÍTICO SEA TAN PERVERSO?… porque aquellos hombres no actuaron por cuenta propia sino que los mandaron y todo lo prepararon , para destruir la pureza, VIOLANDO EL DERECHO A LA DIGNIDAD  DE LA PERSONA Y A SU VIDA…  por tanto digo: ESE DÍA ASESINARON A JUANQUI.    Cuando él me contó ese hecho, yo le preguntaba “por qué no lo dijiste ese día, porque nosotros te hubiéramos llevado con un médico psiquiatra religioso y además, en ese mismo momento hubiéramos hecho la acusación, desenmascarando la perversidad del Sistema Político, aunque nos hubieran matado a Carlos y a mí.  Él me contestó: “Mamá es que tú no sabes lo que es una violación… hasta ese momento yo sólo había conocido la bondad y el amor del ser humano y de pronto de lleno entró en mi vida la MALDAD, pero a la vez sentía tanta vergüenza y culpabilidad de no sé qué.

 

Ese día, con sólo 16 años, el MAL, ENCARNADO EN UN SISTEMA POLÍTICO INTRÍNSICAMENTE PERVERSO, MENTIROSO E INEFICAZ QUE DESTRUYE PERSONAS DE MANERA SOLAPADA Y QUE CONVIERTE A OTROS HOMBRES EN MONSTRUOS CAPACES DE TRANQUILAMENTE MATAR, CREYENDO QUE ESTÁN OBRANDO CON JUSTICIA, AL DEFENDER AL SISTEMA POLÍTICO… ASESINARON A JUANQUI. 

 

Pero Cristo venció el mal, la mentira y la muerte con la Cruz y Resurrección, por eso, Él en su inmensa Misericordia permitió que Juanqui conociera de nuevo el amor y la bondad de los hombres.  Con esa carga tan pesada, que sólo compartió con Dios, pero ya un poco perdido el límite entre el Bien y el Mal, se acercó a los débiles, a los pobres, dañados por el Sistema  Político, trató de ser amigo de éstos y ayudarlos desde su dolor.  Por eso, su primo y padrino, muchas veces lo regañaba porque no quería verlo con algunas personas y él le decía:  “Fel, son pobres y son mis amigos, soy feliz ayudándolos y… ellos también me ayudan” ; y se levantó de nuevo, ahora tratando de cultivar aún más su intelecto, sacando y desarrollando sus potencialidades aun no descubiertas o  plenificadas y comenzó a escribir y a escribir.  Ganó en Cienfuegos premios por cuentos y poemas escritos por él y aparentemente iba sanando su herida mortal.

 

A partir de ese momento observé que Juanqui se bañaba dos y tres veces en el día y gastaba mucho jabón, cosa que en Cuba es un lujo, y el que había sido siempre ordenado y limpio con sus cosas comenzó a pedirme que no le limpiara su cuarto y le respetara su desorden y siempre llevaba consigo una soga.  Yo sí limpiaba el cuarto, cosa que él aceptó y llegué a pensar que estas cosas eran producto de la diferencia tan grande entre su edad y la mía y no busqué la verdadera causa.

 

Cuando estaba próximo a terminar el Preuniversitario no habló más sobre su posible vocación sacerdotal y se preparó para ingresar en la Universidad.  Aprobó brillantemente la prueba de ingreso, gracias a la ayuda de una comadre mía a quien quiso mucho y sobre todo a su hija, nuestra ahijada.

 

Como había obtenido carrera universitaria pasó un año en el Servicio Militar Obligatorio, pues aunque le han cambiado el nombre por Servicio Militar General, en realidad es OBLIGATORIO.

 

Allí se encontró de nuevo con la perversidad del Sistema Político, representado en un jefe muy déspota, y yo al enterarme de su nombre, recordé que había sido alumno mío y le dije: “Dile, que un alumno de Elisa Martínez no puede actuar nunca de forma despótica, que eso no se lo enseñé yo”.  Al otro día al decirle esto a su jefe expresó: “Tú  eres hijo de la maestra Elisa?” ,  e inmediatamente pidió el traslado.  Entonces vino otro jefe que a pesar de ser Capitán, era un hombre bueno que su alma no se había contaminado con la perversidad del Sistema  Político y ayudó a Juanqui ese año y ambos se llegaron a respetar y a querer.

 

Por fin entró en la Universidad.  Qué alegre su vida en ella! Enseguida sus compañeros de clase y profesores lo admiraron y quisieron y como siempre siguió siendo libre, ahora más que nunca a pesar de su herida mortal, siendo el muchacho alegre abierto a todos, con un chiste agudo y a veces picante, pero que  hacía que la gente lo sintiera cercano.  De nuevo se negó a trabajar en horas de clase, no pagó las Milicias de Tropas Territoriales (M.T.T.), no participaba en actos políticos, sin embargo, a esa juventud cubana que no piensa y sólo actúa cuando se les ordena, en ese tiempo comenzó a abrirle caminos nuevos, donde ellos se sintieron como él, libres.  Y llegaron las elecciones, él decidió desde el primer momento no participar en ellas, pues entendía era una farsa, como todo lo de Cuba, y yo le dije: “Hijo, he vivido 33 años en Educación y eso no te lo van a perdonar”.  Él contestó: “Asumo las consecuencias”.   Y llegaron las elecciones a nivel de zona, y él no votó, pero como ésas no eran tan importantes nada pasó; pero vino una orientación (nos enteramos después) que si no concurría a las de nación, tenían que expulsarlo de la Universidad.   Quiero resaltar que: FIDEL CASTRO COMPARECIÓ EN LA TELEVISIÓN EN ESOS DÍAS Y COMPARABA CÓMO ANTES DE LA REVOLUCIÓN SE OBLIGABA A VOTAR, PUES LOS POBRES TENÍAN QUE VENDER LOS VOTOS Y AHORA EN CUBA TODOS ERAN LIBRES PARA IR O NO  A LAS ELECCIONES Y NO SE OBLIGABA A NADIE Y DONDE LOS NIÑOS ERAN LOS QUE CUIDABAN LAS URNAS Y NO LOS MILITARES.  Ese día, de enero de 1998 se presentó la Secretaria de la Facultad donde Juanqui estudiaba, con otra persona,  con todas las boletas de nosotros, pues en casa nadie fue a las elecciones y que casualmente, fue nombrada Presidenta del Colegio Electoral de la zona donde nosotros vivimos, para preguntarnos por qué no habíamos votado, pues sólo faltaban nuestros votos entre todos los electores.  Yo le respondí que las elecciones eran libres y que era un derecho no ir a votar y no le tenía que explicar nada más.  Como ella había sido compañera mía, dijo que me respetaba aunque no entendía mi actitud, pero en ese momento salía Juanqui para la calle y de forma histérica le dijo:

 

Juan Francisco ven acá.  (Él se acercó lentamente como queriendo decir, voy porque quiero).  A tu mamá, no la puedo controlar, pero como miembro del Consejo de Dirección de tu centro estudiantil, si puedo preguntarte, porque mi misión es guiarte por el bien.  Por qué no votaste?

 

No voté en primer lugar porque como dijo mi mamá es un derecho no hacerlo, pero en realidad no voté porque esas ELECCIONES SON UNA FARSA, Y YO NO ME HAGO CÓMPLICE DE ELLA.

 

Oíste!, respondió ella, dirigiéndose a la otra persona…

 

Entonces yo intervine en la conversación y dije:  “Mira, él quiso decir que…” y Juanqui mirándome fijamente me dijo:  “Mamá, yo quise decir ESO.”  Y yo dije: “Sí, él quiso decir eso”.  Por cierto, cuando se fueron, me abrazaba y me decía:  “Dónde está la mujer fuerte, que nos enseñó a decir la verdad?” Y yo le dije: “Es que ahí estaba la mamá fiera, tratando de defender a su hijo cachorro del dolor.”  Él se reía y repetía: “TE AFLOJASTE, TE AFLOJASTE…”

 

Pasaron los días y siguió asistiendo a la Universidad y nadie se dio por enterado  y él todos los días llegaba contento y decía:  “Les gané una batalla”.  Así llegó el tiempo de la venida de Su Santidad Juan Pablo II.   Todos los cubanos vivieron días de libertad, había que ver a ese pueblo gozando esos días y oyendo públicamente palabras que nunca habían oído: DIOS, FAMILIA, AMOR, EDUCACIÓN DERECHO DE LOS PADRES, LIBERTAD, CUBA SE ABRA AL MUNDO; EL MUNDO SE ABRA A CUBA, USTEDES DEBEN SER PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA…   Juanqui disfrutó verdaderamente de la visita del Papa, fue en tren con los jóvenes de la parroquia a la Sta. Misa en Santa Clara.

 

El 28 de enero de 1998, a los 145 años del nacimiento de José Martí, Juanqui muy contento salió con su mochila, pues iban a realizar a los preuniversitarios un mes de prácticas de observación de clases.  Al llegar el Decano de la Facultad, le informó que él no podía asistir a las prácticas, pues tenía que conversar con el Consejo de Dirección por su ausencia a las elecciones.  Me llamó por teléfono y yo le dije que iría para allá, pero él respondió, que no fuera, que era un joven capaz de defenderse solo pero que estuviera atenta.  Pasadas dos o tres horas, regresó con su mochila y dijo:  “Me expulsaron de la Universidad porque no soy joven revolucionario, idóneo para formar nuevas generaciones”.  Nos narró todo lo que se habló allí.  En ese momento llegó Carlitos y amonestó mucho a Juanqui y le dijo:      ‘Tenías que haber terminado tu carrera y ya como profesional luchar por un mundo mejor”.  Él respondió: “Para hacer como tú, que te casaste y ya sí que no puedes obrar con entera libertad, pues tienes una familia que defender; yo ahora a nadie daño, sólo a mí con mis ideas y actos.  Si todos pensáramos así, nada se haría por un mundo más libre.”  Lo hermoso de este hecho fue que al otro día, cuando Carlos y yo decidimos junto a Juanqui ir a la Universidad para indagar sobre ese hecho, al salir vimos a Carlitos con su maletín de trabajo y le preguntamos a dónde iba tan temprano y él respondió:  “A apoyar a mi hermano en esta situación…”y fuímos los cuatro a la Universidad.

 

Al llegar, todo el mundo se asustó y cuando al fin logramos entrevistarnos con el Decano, él, al vernos dijo: “Qué terrible esta situación, porque Ud. es la mamá de Juanqui pero más que mi maestra la quiero como a mi madre”; pues ese Decano había sido alumno mío muchos años atrás, y yo descubrí en él su afición y capacidad por las Matemáticas, le hice gustar más de ella y creo, que él supo que siendo mi alumno, se negó a ser pionero (lo normal de una persona que piensa, es que todo lo que se imponga, se rechace) y la Directora que era muy comunista, me dijo:  “Tenemos que obligar a ese alumno a que se haga pionero y le vamos a decir que si no se hace no lo dejaremos ir al Concurso de Matemáticas”.  Yo me negué rotundamente y le dije: “ Él tiene todo el derecho a decidir libremente si se hace o no pionero y para ir al Concurso de Matemáticas, sólo se necesita saber y él sabe”.  Muchos años después ya no tan comunista la Directora me decía: “Total, no lo hicimos pionero por capricho tuyo y en cuanto llegó a Secundaria se hizo y es hasta Joven Comunista” y yo le respondí:  “Claro, se dio cuenta que para poder llegar a lo que quería, tenía que enmascarar sus ideas, pero al menos algún día se acordará  (si lo sabe) que hubo alguien que aún siendo niño, lo respetó como persona y por ende, su libertad”.

 

Allí tuvimos una conversación, donde ninguno de los presentes de la Dirección Universitaria tuvo fundamento en lo que exponía; entonces Carlos les pidió permiso para leer una síntesis de lo hablado el día anterior que él hizo por escrito con lo que Juanqui le iba narrando.  Ellos escucharon y dijeron que no era tan exacto y Juanqui mantenía que lo habían expulsado y Carlos les preguntó de nuevo: “En esencia, cambia algo esa inexactitud de lo hablado ayer?”, el Decano respondió que no, que en esencia era eso lo que se había hablado; dijo también que Juanqui era excelente estudiante, muy respetuoso y disciplinado pero que tenía ideas raras.  Carlitos, su hermano, dijo: “Son ideas raras querer que se respeten los principios conque la Revolución se inició?  Quién no quiere cambios? Es raro decir que el Sistema Político actual  frena el desarrollo?” No hubo respuestas y el Decano sólo sacaba un librito donde leía la Política del Estado Cubano.  Al darnos cuenta que esa orden de expulsión estaba dada desde arriba,fuímos a Fiscalía a denunciar la ilegalidad de expulsar a un alumno que se había ganado el derecho a estudiar en la Universidad, por no haber ido a las elecciones  y tener ideas raras.  La fiscal, que era joven, claramente dijo que ella nunca había tratado un caso así, pero que aceptaba hacerlo.  Cuando pasaron los diez días, a Juanqui lo citaron a la Universidad y yo fui con él y se le comenzó a hacer un Consejo Disciplinario con un tribunal de tres personas y la presidenta de la UJC para expulsarlo por indisciplina grave (la propia joven de la UJC expresó que Juanqui era excelente estudiante y que ni siquiera ellos se habían enterado de su no asistencia a las elecciones) . Al preguntar sobre cómo era posible que se le acusara de indisciplina grave si el propio Decano días  antes, nos había dicho que era un joven respetuoso y disciplinado y la presidenta del tribunal sacó el reglamento de la Universidad donde decía QUE LA MAYOR INDISCIPLINA QUE PUEDE COMETER UN ALUMNO UNIVERSITARIO EN CUBA, ES NO PENSAR NI ACTUAR ACORDE A LA POLÍTICA PARTIDISTA DEL ESTADO CUBANO.

Carlos fue a ver a la fiscal y ésta le dijo que sí, que el proceso había sido ilegal y por tanto Juanqui tenía derecho a seguir estudiando en la Universidad, pero que ella informó al Decano y Rector de esta situación, ya que ella sólo estaba para defender la Revolución.  Carlos le respondió:  “Pues ese cartel que está a la entrada, debe quitarlo”, que por cierto estaba en latín y que hablaba de la defensa de la verdad y seguidamente le dijo que si ella tenía hijos; ella extrañada le respondió que sí, que una hija y Carlos le dijo: “Dios quiera que Ud. y su hija nunca pasen lo que nuestro hijo y nosotros estamos pasando por una injusticia”.

Le hicieron un juicio público con todos los alumnos y profesores y le dijeron, mediocre, autosuficiente, inepto, manipulador de José Martí y él mirando aquel público pensó que al menos aquella gente aunque fuera una sola vez tenía el derecho de oír la verdad sobre el Sistema Político Imperante en Cuba; se creció, y no tuvo miedo y dijo ante todo aquel auditorio, la verdad. Un joven comunista posteriormente, comentó que nunca había oído una clase de política tan clara y brillante como la de Juanqui, porque nadie de los presentes pudo o no tuvo argumento para refutar lo que él planteó.    A pesar de todo,  los estudiantes apoyaron a Juanqui y se negaron a que fuera expulsado de la Universidad y entonces verbalmente se le dijo que podía continuar sus estudios, pero cambiando de carrera.   Tratamos de hacer el cambio de carrera, pero la Universidad de Cienfuegos, se negó a dar nada por escrito y la Universidad de Santa Clara, no admitía a este alumno sin documentos escritos, por lo que contratamos a un abogado para presentar oficialmente esta situación y mientras cursaba la demanda, Juanqui continuaba asistiendo a clases.  Un día, el Decano al ver a Juanqui le dijo que no podía asistir más como alumno y él le contestó que mientras la sentencia definitiva no la tuviera por escrito, él seguiría asistiendo a clases; los profesores diariamente lo evaluaban,  pues ellos querían que diera  tiempo para que él pudiera aprobar su primer año.  Vinieron delegados del Ministro a mi casa y al no estar Juanqui, yo les informé sobre todo lo sucedido… ellos estaban consternados y no querían creer aquello.

 

A pesar del esfuerzo del abogado por defender a Juanqui, pues hasta habían desaparecido el certificado de haber pasado satisfactoriamente el  SMO y el Certificado de Salud, ya que era asmático desde un mes de nacido; después de una última entrevista con un funcionario de Educación, nos entregaron la expulsión de Juanqui de la Universidad por no estar de acuerdo con  la Política de la Revolución, firmada por el propio Ministro de Educación.

 

El Sistema Político, aparentemente había triunfado, pues no sólo lo asesinaron física, emocional y moral sino que creían que también le estaban matando su intelecto.  Pero Dios, en su Inmensa Misericordia, quiso que ese ángel asesinado por la maldad a causa de su lucha por la libertad, conociera de nuevo su Gran Amor en la bondad humana, ya que, inmediatamente su papá, lo llevó a trabajar con él en Cáritas y allí (como él decía, mucho trabajo y nada de paga) conoció a mucha gente que lo amó, comenzó a escribir en una sección  de la revista Renacer, llamada MOMO, donde plasmó con palabras tantas cosas de su vida anterior que son bellas. Al año siguiente, lo matriculamos en dos cursos de Humanidades, uno por el día y otro por la noche en La Habana, dormía en casa de mi tía que aunque es viejita le decía mi compañero; almorzaba y comía en casa de una familia realmente cristiana compuesta por la mamá viuda y tres hijos jóvenes maravillosos que lo quisieron como si realmente él, fuera hijo y hermano.  (Al despedise de ellos, por su posterior salida de Cuba, yo vi cómo  Juanqui besó, abrazó y lloró con esa bendita señora).  Tuvo grandes profesoras y profesores que fueron además sus amigos, aunque  cada vez que alguno trataba de iniciar confidencias, él se cerraba… tenía miedo que alguien entrara en su yo dañado.  Encontró también el cariño y guía de un gran profesor a quien amó y escuchó mucho y sobre todo a un sacerdote muy culto, de alma sensible como la de él, con quien pasaba muchas veladas conversando de literatura, arte, ayudándolo en la Sta.Misa y que cuando Juanqui estaba ya lejos  le enviaba mensajes diciéndole “…me dijeron las bijiritas y los sinsontes…” y lo ayudaba desde allá y todas las hermanas de la Congregación donde su querida hermana María Cristina es monja. Para mí, esta separación fue terrible, pero a la vez esperanzadora, pues sabía que estaba aprovechando el tiempo y yo me pasaba la semana buscando cosas para que cuando él regresara, por la madrugada cada fin de semana, encontrara pudín, helados, dulces, bocaditos etc. que compartía con sus amigos que lo visitaban en casa. Tuvimos el regalo de una semana en Varadero, pues unos amigos nos invitaron ir allá en agosto de 1999.

 

Ya desde hacía un año, habíamos comenzado los trámites para que saliera del País, pues teníamos miedo por su vida y eso que no sabíamos de su Calvario.  Recuerdo que ese año, que se celebró el 26 de julio en Cienfuegos, pedí un video prestado, para que no saliera esos días, porque le decía: “ Hijito, te cogen preso y te dejan varios días hasta que se acaben las fiestas” , parece que eso le trajo a la memoria su dolor y no se asomó ni a la puerta durante más de una semana.

 

Participó en Concursos de la UNEAC, obteniendo dos primeros premios y una mención, pero al saber que lo habían expulsado de la Universidad le quitaron el carnet de asociado y el derecho de que se le publicaran sus escritos.  Pero no se rindió y envió “Mario In The Heaven’s Gate y otros cuentos suicidas” para concursar en Vitral y ganó el primer lugar en narrativa.   Recuerdo como si fuera ahora, los saltos que daba en la casa, al enterarse de la noticia y repetía: “Me dijeron mediocre, inepto, autosuficiente y el que es eso, no gana un primer lugar en un Concurso donde se premia libremente el talento”.

 

Al fin, después de mucho trabajo, le llegó la salida del País para el 18 de noviembre de 1999.  Como había ganado el primer premio Vitral en narrativa, el jurado decidió adelantar la fecha del lanzamiento del libro para antes de su partida.  Recuerdo cuán feliz fue ese domingo 14 de noviembre que cumplió 21 años! Toda la familia nos reunimos y por la tarde vinieron a celebrar y despedirse todos sus amigos… jóvenes, adultos y adolescentes… Al acostarse me abrazó y besó fuertemente.

 

Por la madrugada del 15, salimos Carlos, Juanqui, un joven que nos llevó en máquina y yo, hacia Pinar del Río; recogiendo en La Habana a María Cristina.  Al llegar fuímos recibidos con gran amor y por la noche fue el lanzamiento del libro.  Firmó muchos y se hizo un análisis del  mismo explicando por qué había sido premiado; hubo varias opiniones, aunque todas excelentes, reconocían lo escabroso del tema para un joven cristiano.  El que presidió el jurado al final, dijo que ellos a pesar del tema decidieron dar el premio por lo que aparecía en la pagina 25 del libro pues allí había un testimonio de fe y esperanza y leyó: “AHORA, PRINCESA, SEGURO QUE DIOS NOS SALVA.  ESTAMOS AQUÍ Y ESO LE DEBE BASTAR.  Y ESO ME BASTA, DIJO DIOS.  Y LUEGO LO INVITÓ A VAGAR POR LO ETERNO SIN RUMBO, SIN PRISAS…LA MUERTE ESTABA LLORANDO.  DIOS ENTONCES RIÓ.  Y LA RISA LE BASTABA”.   Fue una velada maravillosa, una noche de gracia del Señor.  A su papá y a mí nos dedicó a cada uno un ejemplar y yo me aprendí de memoria su dedicatoria: “MAMI, NO TE DIGO QUE ERES LA MEJOR MAMÁ DEL MUNDO, PORQUE TE LO CREERÍAS, PERO BASTA DECIRTE QUE PARA MÍ, SÍ LO ERES…TE AMO, JUANQUI”.  Tantas veces he releído ese libro después del 12 de enero de este año y lloro tan amargamente, porque sé que vivió mucho de ese dolor que él describe en sus personajes, pero creo firmemente que el Dios de la Misericordia, que tanto amó Juanqui, ya lo tiene gozando de Él plenamente.  A mí, me fascina el cuento de Eve, cuando él describe la perfección de una mujer desnuda que se pasea por el malecón habanero y de pronto, un auto grande rojo y negro de 1959, la mata… Eve siempre me cautivó por ser el símbolo de la libertad que la Revolución mató en Cuba.

 

Al otro día, después de participar en la Sta. Misa y desayunar nos fuímos para La Habana, para la casa de nuestra hija.  Por la noche, todos sus amigos habaneros y tres de mis cuatro  sobrinos nos reunimos en una despedida muy linda.  Bien temprano al otro día, salimos todos para el aeropuerto…cuántas fotos nos tomamos y qué lindo estaba!  Me pidió una maleta muy ligera que Carlos me había regalado para llevarla en el hombro con sus papeles y yo se la regalé. Cuando ya entró, me dijeron que esperara dentro del edificio, pero no pude estar sentada y me fui a un puente, afuera, donde había mucho frío y todos me siguieron; allí divisamos el avión de lejos y vimos cuando él subía… qué alegría y qué tristeza verlo partir! Cuando el avión se elevó, recuerdo que un sollozo enorme salió de mis entrañas, era mi hijito, como lo llamaba cariñosamente y tenía que partir, porque un Sistema Político Totalitario e Injusto (y eso que yo desconocía lo de la violación), le prohibía desarrollarse, sólo porque pensaba y quería ser libre, rompí a llorar desgarradoramente y la Superiora de María Cristina, me pasó el brazo por los hombros y me dijo “…llora, llora, no te dé vergüenza”.  Yo sentía la separación, pero sabía que encontraría cariño suficiente y tendría grandes oportunidades para rehacer su vida.

 

Llegó a Miami y enseguida nos llamó para decirnos que el viaje había sido bueno y que mucha gente lo fue a esperar.  En esa tierra bendita encontró otro sacerdote que lo amó como a un hijo verdadero; muchas personas y familias que lo acogieron y amaron; tres mujeres que eran tres mamás y una comunidad que lo acogió.  Volvió a encontrarse con mi hermana Loly la cual, prácticamente salió sola de Cuba en mayo de 1962 y que por circunstancias de la vida, no nos vimos más hasta 1981 cuando ella nos fue a visitar a Cuba; Juanqui tenía entonces sólo dos años.  Tanto Loly como su esposo y toda su familia amaron entrañablemente a Juanqui y lo ayudaron mucho… También se reencontró con todos mis primos y la familia de Carlos.

 

Matriculó en la Universidad de Miami para perfeccionar el inglés, obteniendo un certificado de Inglés Superior lo cual le permitió presentarse a prueba de ingreso para obtener el derecho a estudiar en la Universidad.  Estudió mucho y se ganó una beca en la Universidad de St.Thomas de Minnesota.

 

Y en Estados Unidos, país de la libertad, fue tan libre como lo fue en Cuba donde no la había.  En dos ocasiones lo entrevistaron por Radio Martí y se sintió feliz de hablar de su patria.  Por tercera vez pidieron su cooperación, pero en este caso, le dieron para que leyera un papel donde se criticaba lo que el  Cardenal de Cuba había expresado y él dijo:

 

Qué es esto?

 

Que lo que hoy tienes que hacer es leer ese escrito.

 

Mire, si estoy aquí es porque nunca me dejé manipular por nadie en Cuba, donde no hay libertad, así que en este país donde sí la hay, no tengo que enjuiciar lo que dice un

Jerarca de la Iglesia Católica, porque yo soy Iglesia.  Esté o no de acuerdo con lo que él dice (a usted no le interesa esto) es su opinión que yo tengo que respetar; si desea mi opinión que puede coincidir o no con la de él, entonces si puedo hablar (no le permitieron hablar y nunca más lo entrevistaron).

 

Sé, que durante este tiempo en Miami, comenzó a sanar su herida mortal y prueba de ello es esta carta que escribo a continuación:

 

 

 

SEÑOR:

 

SEÑOR, SOY YO, TU HIJO JUAN FRANCISCO.  ESTO DE ESCRIBIR MI NOMBRE LLEVA CONSIGO, MÁS QUE LAS LETRAS QUE LO FORMAN, HABLAR DE UN TIPO DE 21 AÑOS Y UNAS CUANTAS CARACTERÍSTICAS FÍSICAS MUCHAS DE LAS CUALES NO ESTOY MUY ENTERADO AHORA, DE LAS CUALES DEBES SABER MEJOR QUE YO.  BUENO, GRAN JEFE, QUÉ DECIRTE? QUÉ CARAJO DECIRTE QUE NO SEPAS Y HAYAS PERDONADO? AHORA BIEN, EN VISTA DE QUE ESTOY EMPEZANDO TODO DE NUEVO Y ANTES DE PONERME MELANCÓLICO, O TRISTE, O DEPRIMIDO, VOY A HABLARTE DE MI FELICIDAD.  CREO QUE SÉ QUÉ HICE AL RESPECTO Y CREO QUÉ ES NO HACER NADA, O HACER ALGO, SENTIR EL MINUTO, VIVIR EL PRESENTE.  LOS LOGROS, LO QUE QUIERO HACER ESTÁ DE MÁS Y ESTOY TRABAJANDO EN ESO.  PERO AHORA QUIERO SENTIR EL SOL HASTA QUE ME ACHICHARRE Y CÓMO EL LÁPIZ SE MUEVE POR EL PAPEL PLASMANDO MIS IDEAS…

 

(ME PASO, ÉSTE ES EL PROBLEMA DE LOS HUMANOS, QUE SIEMPRE NOS PASAMOS). LA UNIVERSIDAD: DECIDE TÚ, YO ESTUDIO.

 

Y BUENO, SEÑOR, CONCÉDEME TU QUERER Y TU PERDÓN Y NO DEJES A ESTE HUMILDE, MIEDOSO Y A VECES CALLADO TIPO TUYO.  LO DEMÁS ES SABIDO Y AGUACERO DE AGOSTO.

 

TE AMO,

 

JUAN F. PULIDO

 

 

 

En agosto de ese año, ganó el segundo lugar en narrativa en el Concurso Literario 2000 convocado por el Instituto de Cultura Peruana con la obra  “Días de Huelga” .

Ya a finales de agosto, el sacerdote que lo amó como a su propio hijo junto con otros miembros de la comunidad lo llevaron a la Universidad de Minnesota y como ya era tarde, todas las capacidades para vivir en la Universidad estaban cubiertas, pero lograron que a siete cuadras de ella pudiera quedarse en una iglesia, se compró una bicicleta y estaba encantado.  En muchas cartas lo expresaba, la belleza de la ciudad, gente joven muy sana, se asombraba de la sabiduría y profesionalidad de sus profesores y se esforzó más y más hasta que llegó a dominar perfectamente el idioma, obteniendo altas calificaciones en todas las asignaturas matriculadas.  Incluso cogió un trabajo extra dando clases de Español en un preuniversitario, pero después que terminó ese trimestre no siguió en ese trabajo porque también tenía que impartir clases de Español en la Universidad y quería sacar más asignaturas.  Tutoreó algunos trabajos sobre Cuba.  En una de sus cartas, cuando yo cuestionaba algunas cosas que él expresaba, me escribió: “Mami, cuando llegas a un país y te zambulles en su cultura tienes, sin perder tu identidad, que actuar acorde a ella; así veas lo que veas, miras, si te sonríen le contestas y si no, sigue de largo.  Precisamente lo que ha hecho grande a este País es el inmenso respeto a la libertad personal… yo nunca viví eso en la sociedad cubana”.

 

 

En diciembre del 2000 Juanqui regresó a Miami para pasarse todo el mes de enero haciendo una investigación de la Universidad sobre autores cubanos en el exilio, lo que permitió que María Cristina y yo pudiéramos estar con él una semana.  Fue un regalo del Señor, pues desde la primera noche nos contó toda la verdad… pero el Dios de la Misericordia no me hizo ver en aquel momento que no había sanado por completo… pasamos una semana encantadora donde nos reencontramos mi hermana, su esposo y yo con mi prima, estuvimos con amigos de la infancia y con muchos familiares.  La última noche, un miembro de la comunidad cristiana donde Juanqui vivía, nos invitó a su casa y fue también una noche inolvidable.  El sacerdote que tanto amó a Juanqui nos recibió, acogió y nos tuvo en su casa durante toda esta semana.  El día 18 Juanqui, junto con un miembro de la comunidad, nos llevó muy temprano al aeropuerto.  A los dos días partió Juanqui de nuevo a Minnesota y a la semana siguiente cogió un catarro muy fuerte y por pimera vez desde que llegó a Estados Unidos volvió a tener asma.  Cuando vi que no contestaba mis cartas, a los pocos días me explicó que había estado ingresado tres días con el catarro pero que gracias a Dios y a las medicinas estaba mejor.  Yo desde que llegué a Cuba comencé a sentirme mal, casi no hacía nada, hasta que me mandaron absoluto reposo y aparentemente mejoré.  En la cama, recibí la noticia de su muerte y cuando me preguntaron si quería que el cadáver se quedara en U.S.A. o lo trajeran para Cuba dije: “No, aquí donde lo asesinaron no vuelve, si yo no lo puedo enterrar que lo hagan las personas que tanto lo amaron y permitieron que sus últimos años fueran felices y donde se sintió libre y capaz de crecer y desarrollarse sintiéndose persona a imagen de Dios.” En ese momento tan duro, que no quería creer que era cierto lo que me decían,  vinieron a mi mente sus palabras “Mami, me hicieron mucho daño, pero no los odio…” y por eso, ese Dios de Misericordia hizo que mi odio también desapareciera y en medio de tanta oscuridad, sin entender nada y de tanto dolor, sentí el Amor de Dios y la certeza de que ya Juanqui estaba en la Luz Verdadera.

 

 

Esa noche, se celebró la Misa que iniciaba la Cuaresma y el párroco después de una introducción a ella dijo: “ También celebramos la Pascua de Juanqui”.  Muchas personas de todos lados nos acompañaron llorando la pérdida de Juanqui, pero una madre de nuestra actual comunidad que hace muy poco perdió a su único hijo en un accidente, al conocer la triste noticia, fue a la Misa, se me acercó y me dijo “En los momentos más duros, tú me ayudaste, dándole un sentido a mi dolor, hoy soy yo quien te quiero ayudar y te amo mucho”.   Un santo sacerdote me dijo: “Elisa, nunca dudes de la Misericordia de Dios, yo también perdí un hermano así y sé que está con Él; a partir de hoy todos los días que celebre la Eucaristía, mi hermano y Juanqui estarán presentes en ella”.  Al otro día, a las 9 de la mañana el presbiterio con el Obispo, celebraron la Santa Misa por Juanqui; pensé que casi nadie iría, aunque el valor de la Misa es el mismo, pero estaba el templo repleto y muchos jóvenes que nunca había visto, lloraron. La homilía del Obispo fue un amoroso recuento de la vida eclesial de Juanqui, desde su bautismo hasta que salió de Cuba… todo mirado desde la Infinita Misericordia del Dios Amor.

 

Antes de irnos para La Habana para ir al entierro de Juanqui en Miami, mi otra hija la esposa de Carlitos me dijo:  “Perdóname si te hiero en estos momentos tan duros con lo que te voy a pedir, pero Juanqui también es hermano de Carlitos y quizás como caso humanitario a mí me puedan liberar como médico, para podernos ir los cinco allá.  Le respondí:  “…no hija, al contrario, ese fue siempre el deseo de Juanqui, que los cinco nunca se separaran, incluso en una ocasión él expresó que si pudiera cambiar su vida para que ustedes pudieran irse todos como familia  a donde  libremente habían decidido ir, lo haría con gusto… creo que él  se sentirá muy contento al verlos juntos en Estados Unidos.  Inmediatamente, ella comenzó la tramitación oficial.

 

Llegamos el viernes por la tarde a Miami, nuestro párroco durante 37 años, Carlos, María Cristina y yo; nos estaban esperando en el aeropuerto y al llegar a la iglesia donde estaba Juanqui el sacerdote que tanto lo amó nos acogió con mucho cariño y nos hizo entrar a nosotros solos para que estuviésemos junto al cuerpo de Juanqui.  Fue uno de los tres momentos más duros para mí…  sentir frío aquel cuerpo joven, lindo, con tantos proyectos e ilusiones… yo había estado una semana en ese templo, iba diariamente  y yo tan observadora no había visto nunca la imagen de La Piedad, réplica exacta de Miguel Ángel y al entrar en el recinto antes de ver el cadáver de mi hijo, vi a la Virgen cargando el cuerpo muerto de Jesús y dije:  “Madre, como tú, no entiendo nada, pero todo lo guardo en mi corazón, sin preguntas y agarrándome a la Divina Misericordia del Padre (bendito sacerdote que me había dicho esas palabras)  si la maldad mató a tu Hijo, para salvarnos y tú lo cargaste, ayúdame a carga con el dolor de la muete de mi Juanqui que la maldad de un Sistema Político, lo asesinó”.  El templo estaba repleto…  tanta gente amó a Juanqui! Y recuerdo con nitidez  las palabras del padre que tanto amó a Juanqui cuando dijo al final de la  Misa “YA JUANQUI ES LIBRE, PORQUE ESTÁ EN EL SEÑOR”.  Al otro día fueron sus funerales, presidiendo la Santa Misa  el Obispo Auxiliar de Miami Mons. Wenski, su homilía fue preciosa y también recuerdo el responso final antes de cerrar la caja, cuando  dijo:

 

 Que la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo limpie y perdone los pecados y fragilidades de Juanqui.

 

La justicia de Dios siempre viene envuelta en su Misericordia.

 

El segundo momento duro fue cuando ya en el cementerio, vi descender la caja con el cuerpo corruptible de Juanqui, pero miré al cielo y le dije: “Señor, sé que por tu infinita Misericordia Juanqui está ya contigo” y recordé las palabras de mi hija María Cristina que amaba a Juanqui como a su hijo: “Mami, ésa es la Historia de Salvación de Juanqui” También Carlos sabiamente me dijo:   “El Amor del Padre, vio que la herida hecha a Juanqui seis años atrás, fue una herida mortal y entre alegrías y sufrimientos, el Señor se lo llevó para que ya él gozara plenamente en su Presencia”.

 

A los dos días el padre que tanto amó a Juanqui, nos pidió que como sólo algunos estudiantes de la Universidad habían podido estar en el entierro, el Rector de ésta, profesores y alumnos, deseaban que fuéramos allá, a celebrar una Misa por Juanqui.  Todos aquí nos ayudaron con la ropa de invierno y fuímos.  El Arzobispo de Minnesota nos acogió en su casa como si fuésemos familia y al otro día, cuando entré en aquella regia Universidad y en la capilla fue mi tercer momento más difícil, porque Juanqui asistía allí y muchas veces nos escribió: “A veces el rostro de Dios se me esconde, al haber visto tan de cerca la maldad, pero yo le busco de nuevo en el silencio y en la Santa Misa” y sentía y pensaba cuántas cosas le diría al Padre Misericordioso desde su herida mortal; fue una bella Misa donde esa juventud cristiana cantó y oró por Juanqui e incluso el coro con violín,  cantó en Inglés y en Español.  Después nos llevaron a un salón donde cada estudiante había escrito algo sobre lo que Juanqui fue para ellos, le pusieron fotos, flores y hasta dos cigarros… lloraban alumnos y profesores, pero nos agradecían que hubiéramos ido porque de alguna forma al ver a la familia de Juanqui era signo de esperanza para ellos.  Su retrato, con su nombre  y una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que se ofrecieron en la Misa, quedaron para siempre a la entrada de la capilla de la Universidad.

 

Son tantos los testimonios de todos lados, del bien que Juanqui hizo, que sólo Dios puede juzgar, pero Jesús también dice: “El árbol se conoce por sus frutos” y los frutos que él dejó son todos buenos… Yo también creo, como Juanqui, que cada hombre es creado a imagen y semejanza de Dios y que posee un espíritu creado por Él para ser eternamente feliz con Él, por lo que el mal, que no está en el plan de Dios, es necesario acabarlo pues nos impide conocer a ese Dios Amor.   Sólo Dios juzga, pues ve en el interior de cada persona, por eso ni juzgo ni acuso a nadie, pero sí creo necesario desenmascarar al Sistema Político Imperante en Cuba  que destruye vidas inocentes y que les impide ser mártires y convierte a los demás en personas capaces de obrar el mal sin siquiera darse cuenta de lo que hacen pues hasta acallan su conciencia creyendo incluso que están defendiendo una causa justa.

 

No se han preguntado ustedes, por qué en Cuba durante 42 años con un Totalitarismo de Estado y una persecución religiosa, nunca aparecen  MÁRTIRES DE LA VERDAD o MÁRTIRES DE LA LIBERTAD?

 

La respuesta la tiene cada lector; que aflore ese espíritu del Señor que cada uno de nosotros tenemos por ser personas y que el BIEN vuelva a reinar en todos los cubanos y en cada uno de nosotros: NO TEMAN, EL DIOS DE LA MISERICORDIA NO MIRA LO QUE HEMOS HECHO, NI HACEMOS, SÓLO EL AMOR CONQUE HEMOS ACTUADO.

 

Hasta aquí toda la historia real y objetiva del Calvario de Juanqui y desde el 12 de enero del 2001 también mía… pero ahora dejo abierto interrogantes que me hice como madre al saber y conocer más la vida de mi hijo en este país.  Conocí personas que desde marzo del 2000 con identidad dudosa, se acercaron a Juanqui hasta los últimos momentos de su vida y yo me pregunto…  será que la Seguridad del Estado Cubano al saber que él se estaba sanando y que estaba decidido a pedir una licencia en la Universidad para internarse en un Centro de Rehabilitación Psiquiátrica Religiosa, no podían permitir que al que asesinaron hace seis años triunfara y menos en los Estados Unidos… y desencadenaron el final?  Mi corazón de madre cree que desde ese momento, marzo del 2000, le comenzaron a tejer una tela de araña a su alrededor para que se autodestruyera…como es sólo conjetura y no nada objetivo, porque hasta el momento carezco de pruebas y es tan monstruoso esto, que pido perdón públicamente si no es cierto… pero aunque así fuera, perdono a sus asesinos y que sea Dios con su inmensa Misericordia quien los encuentre, perdone y puedan al igual que Juanqui un día gozar de su Bondad Infinita.

 

 

Señor, Tú que lo sabes todo, conoces que mi corazón está lleno de amor, pero permíteme también que ese Sistema Político Imperante en Cuba sea desenmascarado pues, no sólo ha destruído vidas lindas como la de Juanqui, sino que detrás de los gritos de: LIBERTAD, JUSTICIA, IGUALDAD Y PAZ (LA PAZ SE SUSTENTA SOBRE LA JUSTICIA Y QUÉ JUSTICIA HAY EN CUBA?)  en realidad hay un mundo de odio y destrucción y ya no sólo han acabado con Cuba, sino que con la careta de la lucha por los pobres y oprimidos son muchas las personas y pueblos que creen esas mentiras… pero es cierto también, que mientras haya injusticias en el mundo habrá espacios donde este Sistema Malévolo de lobos disfrazados de ovejas, tendrá cabida entre los que no tienen esperanza…

 

LA JUSTICIA, LA VERDAD Y LA PAZ SÓLO SE VIVEN DESDE EL AMOR A DIOS  Y A LOS HOMBRES Y NO, DESDE LA MENTIRA Y EL ODIO.

 

 

 

 

Elisa Martínez de Pulido

(madre de Juanqui)

 

Se terminó de escribir, el 27, marzo, 2001