Poesía

El último día del bombardeo aéreo

A José Abreu Felippe

El último día del bombardeo aéreo
Pierre Bouldré, Nastenka, yo y la muchacha del vestido
[rojo
cocinábamos nuestras propias palabras sin fuego.
Lo que hacíamos era lo siguiente:
Pierre Bouldré hablaba y los demás escuchábamos.
Luego Nastenka hablaba y los demás escuchábamos.
Yo hablaba y ellos escuchaban.
La muchacha del vestido rojo, entre
[sorbo y sorbo de paciencia y
verdades
se levantaba y contorsionaba su cuerpo
y nosotros pensábamos que bailaba.
Esperábamos entonces hasta que
[terminara su mentira giratoria
Y reanudábamos el rito… (ustedes saben).
Pierre Bouldré hablaba y los demás escuchábamos.
Luego Nastenka y los demás escuchábamos.
Yo hablaba y ellos escuchaban.
La muchacha del vestido rojo esta vez dijo un poema.
Un turbio juego de palabras
donde mezcló la nieve y los caballos,
y las azucenas y las pandemias y los heroicos
minutos del presidente yugoslavo y su esposa
mientras hacían el amor en la tribuna
bajo aplausos interrumpidos sólo
[por los gritos de la dama primera.
Y fue bueno después de todo
vivir la experiencia de la noche del bombardeo aéreo.
Ustedes saben…
No hay mucho que hacer en estos días
(no había mucho que hacer en esos días).
Sólo el fuego. Pierre Bouldré, Nastenka,
yo y la triste muchacha del vestido rojo.
En realidad todos éramos los mismos tristes de siempre.
Pero en este caso bajo situaciones especiales
(ustedes saben)…
bombas, mentiras, bailes y poemas
lo cual acrecentaba el miedo al frío y al miedo al frío.
Así crecimos…
Ayer llamé a Pierre
(hemos mantenido el recuerdo en llamadas y postales)
y me habló del cáncer de su madre
y de la posible ingravidez de su esposa
y de la vampira de su amante
y yo no pude más con aquello y dije:
“Bueno, Pierre, gusto en hablar contigo”,
y colgué.
Así vivo. Ustedes saben…
No es bueno alimentarnos
del recuerdo de la noche
en que la muchacha del vestido rojo
puso su dedo en mis labios y dijo:
“Ojalá fueras más joven”.
Y nada más pasó, nada más
que el día al día siguiente
y la noche que siguió al día
y el día luego…
Así, así morimos.