Epistolario

MENSAJE VI

Enviado: Miércoles, 25 de octubre de 2000 02:46 PM
Asunto: Diácono Carlos Pulido, Caritas Cienfuegos


Bueno, mami, que vamos por partes para no dejar nada en el tintero. No sé por qué te parece que no soy hijo tuyo, no me lo explicas bien claro, quizás por tu poca
práctica en la computación o quizás y ésa es la parte a la
que quiero llegar porque no hemos ejercido la comunicación del alma, relegándola a meros conceptos mentales y a esperanzas de trastienda. De cualquiera de las dos
maneras te digo que sí, que me siento tu hijo y que haré
todo lo posible por rescatar el tiempo perdido.
En cuanto a Dios, sí, es cierto que aún no he encontrado el Dios en el cual tú crees, el Dios esperanza que se encuentra en los ritos y en las plegarias y en las oraciones. Bien sabes que soy un rebelde a veces con causa y a veces sin ella y mi rebeldía es hacia ese Dios. He vivido, experimentado, sufrido muchas cosas que me han
hecho romper el contacto con Él. Sin embargo, aún estoy
buscando, estoy tratando de reencontrarme con Él y eso
duele, porque ha sido lo que ustedes me han transmitido siempre. Pero el corazón de ustedes no es el mío, ni sus ideas las mías. Tuve un tiempo de buscar desesperadamente por este Dios. Hablaba con sacerdotes, con amigos, con monjas pero todo se volvió demasiada bulla, demasiadas voces y demasiados conceptos. Ahora sencillamente espero en silencio en la misa o cada vez que rezo o cada vez que estoy solo o cada vez que busco algo que me gusta. Sé que Él terminará revelándoseme de alguna manera. Y ése es el camino en el cual estoy, dicho a grandes rasgos.
En cuanto a Lorena, no pienses que yo no salgo con
muchachas de acá de Minnesota, no pienses que no trato
de conversar, de buscar, de estudiar. Y en parte lo hago
porque no acepto todavía que mi soulmate tenga 29 años
y esté divorciada. No lo acepto y sé los riesgos que estoy
corriendo al decir que es ella, al ir a Boston, al besarla, al
dormir con ella. Sé lo que estoy perdiendo en cada una de
estas acciones. Pero mami, es mucho más lo que estoy
ganando. Mucho, mucho más. Me enriquezco de ella y
ella se enriquece de mí. De veras que sí. No me siento
empujado a hacerlo y te confieso que tengo millones de
dudas pero a pesar de eso creo en ella, creo que vale
la pena arriesgarme, entregarme. Hey, ser vulnerables es
una consecuencia de estar vivos, de querer vivir. Sí, puede que yo salga herido o lo que es peor, que ella salga herida pero debo correr el riesgo. Estoy dispuesto. Bueno,
ahora tengo una prueba. Mañana me iré a Miami y espero
hablar por teléfono con ustedes.

Un besote de tu hijo más chiquito,
Juanqu