Poesía

Profesión de fe para un olvidado

Creo en la vida que se pierde
entre libros y papeles.
Creo, tal vez, en la utopía de un beso eterno,
quizás breve
(de unos 55 segundos más o menos)
pero eterno por el beso
por el acto en sí (dígase concreto).
Creo, a veces, en esos garabatos infantiles
(“ésta es mi mamá, éste mi tío, y éste…
bueno, éste no sé quién es”)
que mezclan colores y conceptos
y mandan al vacío los conceptos
(donde siempre debieran estar, creo…)
abrazando la silueta,
acariciando los contornos
de aquellos que generalmente nunca abrazan
y raramente acarician.
Creo en los caminos difíciles
que desgarran la piel
la auténtica,
porque son caminos con nombres y huellas.
Creo en las huellas,
en toda su trascendencia
y en toda la vida que marcan,
aunque prohíban creer en algunas…

CREO EN LA DEMOCRACIA
(sin comentarios…).

Creo en las personas
(no en sus sexos
con los que erróneamente
algunas veces piensan,
ni en sus actos
aunque duelan en el tiempo
más que el tiempo mismo)
porque veo en sus ojos
(más allá de sus ojos)
aquel sueño que expulsaron, exorcizaron, mataron
(¿jodieron?)
los que regalaban sueños aparentemente mejores
y así hacia atrás,
hacia el sueño mismo,
merecen volver a llorar
(…sinceramente).
Creo en el estanco
en esa etapa grisácea
(muy parecida a las dictaduras desordenadas,
apestantes,
y en estado de descomposición
porque no hay con quién cogerla)
que al fin y al cabo
es otra opción.
Creo en la lluvia,
en los aguaceros invernales,
y en los cuerpos mojados
(sin catarro)
abrazándose en la calle
y abrazados por el frío
(que no les importa mucho).
Creo que la guillotina
no cumple con las normas,
esenciales,
de higiene y limpieza.
(Al menos no una
para varias cabezas…
y sus cerebros y sus almas y sus cadenas).
Creo, firmemente, que deben irse a la mierda
todos los gobiernos que nunca han tenido
de presidente a un zapatero
(uno auténtico).
No creo en el tiempo;
pero uso reloj
(vanas incoherencias).
Creo en el último legado
del primer sanatorio;
en Momo;
en ti,
(tu sonrisa);
creo
y aún me llaman ateo…

P.D. Mantengo mi creencia
entre libros y papeles,
y cines y videos y conciertos
y encuentros ocasionales de sonrisas y peces…
(sin espejuelos).
¡No quiero ser presidente!
sólo alguien que sueña su verdad
(tal vez la cante o la grite…)
y sabe que no miente.