El felino encerrado en sí mismo
clama por un pez atípico
(añoso, libre, digno…)
que brinde amistad mojada
de muchos abrazos (pocas palabras)
vacíos de intereses llenos…
Lo busca desde el ocaso de ayer
(desde el solitario ocaso de ayer)
con ojos sordos
a cada lágrima abstracta
y a una ligerísima sonrisa invisible.
Quizás ese pequeño queloide
(casi imperceptible)
en lo más oscuro del rabo
deseche la lógica impecable…
¿Qué pez vive fuera del agua?
El felino encerrado en sí mismo
clama por un pez atípico…
¡Y jura no tener más hambre!
Poesía