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JUANQUI HABLA DE JUANQUI. SU EXPULSION DE LA UNIVERSIDAD

El 11 de enero del 98, la secretaria de mi facultad, fue a mi casa por ser presidenta del colegio electo-ral, al que yo pertenecía, para averiguar las razones de mi no asistencia a las urnas ese día. Le respondí que era un derecho mío, ir o no ir. Preguntó además si estaba de acuerdo con el sistema, a lo que contesté que no, y si quería cambios en el sistema, yo dije que sí.

El 28 de enero del 98, tres días luego de la visita del Papa a Cuba, el decano de mi facultad me dice que no podía irme ese día, sin verlo. Cuando llego a su oficina estaban presentes aparte del decano, la secretaria docente y el vicedecano. El decano me dice que había dado instrucciones de tener aquella conversación conmigo porque tenían informes que necesitaban aclarar para saber si yo podía continuar estudiando. Me preguntó si yo estaba de acuerdo con el sistema, respondí que no, y argumenté mis criterios, que me consideraba un cubano capaz de defender mi patria, sin usar las armas, que quería a mi patria, que el sistema necesitaba cambios para que volviera a ser lo que había sido cuando triunfó en el año 59. Una revolución “con todos y para el bien de todos”. Oue no se estaban cumpliendo los ideales de igualdad que promulgan los principios de la revolución cubana, etc.

Los tres concluyeron que no podía continuar cursando estudios dada mi forma de pensar. Que yo siempre había sido respetuoso, buen estudiante y que nunca había faltado, pero que no podía continuar mis estudios porque la educación en todos los sistemas, era clasista y que si no iba a responder a los intereses de la revolución para la formación de las nuevas generaciones, no podía continuar en aquel centro. Me dijeron que cambiara de carrera, a lo que contesté que no. Me dicen entonces que me separan del centro por no ser activista de la política del PCC, que entregue los libros.

El 30 de enero, voy con mis padres y hermano a la Universidad a pedir explicaciones sobre mi expulsión, nos atiende el decano, nos dicen lo mismo que me habían dicho a mí, pero que no obstante se convocará una reunión con mi aula y la representación de la Juventud Comunista y la Federación de Estudiantes Universitarios. Casi un mes después tiene lugar esta reunión donde se decide cambiarme de carrera, para la de filología, en la Universidad de Las Villas. La votación es de 11 a 2, los dos que votaron en contra, lo hicieron por mi permanencia en la carrera.

Una semana después, aproximadamente, al estar como en una especie de limbo, sin ningún papel que acreditaran el cambio o mi situación, asisto a fiscalía para asesorarme jurídicamente sobre el caso y demando a la Universidad por malos procedimientos. Me incorporo a clases con el visto bueno de los profesores, dos semanas después se me inicia un proceso disciplinario por una supuesta indisciplina, niego todos los cargos. Se demuestra que no he cometido ninguna indisciplina. El día 12 de marzo del 98, se me lee la resolución rectoral del 98, donde se me separa por tiempo indefinido de la educación superior cubana, por mantener una actitud manifiestamente contraria al proceso revolucionario, esta resolución sólo tiene apelación ante el Ministro de Educación.

Pedimos una explicación a la fiscal, la que nos dice que ella tiene la obligación, como comunista convencida, de ayudar a la Universidad. Ella aconsejó el proceso disciplinario.
Contrato un abogado para hacer la reclamación al Ministro, tiempo después el rector convoca un acto público (ACTO DE REPUDIO), para reafirmar la medida tomada conmigo, dice varias mentiras sobre mi persona. Este acto sirve a la vez de escarmiento para todos los estudiantes.

Presentamos la apelación donde demostramos fehacientemente que nunca existió la supuesta indisciplina y que todo aquello no era mas que una payasada para encubrir todas las violaciones que se cometieron en mi caso.

Mientras esperamos respuesta a la apelación, participo en un certamen literario, donde obtengo primer premio, en los géneros de poesía y cuento. Me proponen ser miembro de la Asociación Hermanos Saíz. A los pocos días, la Juventud Comunista, cuestiona a los miembros de la Asociación por mi permanencia en la misma. Se me niega el derecho de pertenecer a la Asociación.

El 18 de mayo se me lee la resolución ministerial 8998, que apoya la resolución rectoral Primero del 98. No tengo derecho a estudiar en la educación superior, hasta dentro de cinco años, luego de pedir permiso a las autoridades vigentes, cuando se cumpla ese tiempo y no puedo volver a estudiar carreras pedagógicas.

Juan Francisco Martínez

Expulsion de la Universidad