La vaga queja antigua
hizo eco en el muro de mis oídos
mientras buscaba dormir.
Los ojos saltones de sueño
apagados de toda esperanza
sintieron todo lo que fue bueno una vez
pulcro, callado, luminoso
y tantas cosas apagadas por el tiempo.
Junto a la queja viajaba el recuerdo
de besos absurdos y caricias robadas
risas y días sin noche y noches malgastadas.
Pero todo el deseo
–mi humilde deseo de hombre que no es hombre–
se vuelca hacia el foco de 40 watts
Que llegue el final
–tengo sueño–
¿Qué son esos punticos rosados y verdes?
¿Y esas manchas grasientas de muerte y vacío?
Al carajo la vida
–Soy libre pero tengo sueño–