Cuando fue primavera
y el homosexual perdido ha dicho ¡Basta!
yo eché a andar.
Anduve, anduve, anduve
y caí y me dije:
“Es necesario levantarse para seguir andando
aunque no hay provecho alguno en ello
(en seguir andando).
Veo más ventaja en la caída
en el dolor del golpe seco
en el llanto
(¡Veo más ventaja en el llanto!…).
Cuando fue primavera
libremente decidiste apagarte
y ser feliz.
Yo medité, medité y entonces
mis venas siguieron siendo azules
y la nicotina nociva y deliciosa
y la duda eterna, invariable,
como una queja eterna, invariable
y seguí siendo hippie
el lunático infinito que buscaba tus ojos en un basurero
como las luces,…
Yo medité y medité y entonces
seguí siendo hippie
e infeliz…
(Tenía veinte años).
Cuando fue primavera
y gritaba: ¡Basta!
libremente decidiste apagarte
y ser feliz…
Yo medité y medité y medité.
Y mis venas siguieron siendo azules
y la nicotina nociva y deliciosa
y la duda eterna, invariable
como una queja eterna, invariable…
Entonces seguí siendo hippie
un lunático más, desafiante de lo oscuro
imperfecto e infeliz
(Tenía veinte años).
Poesía