Y bien, luego de haber visto
las opciones como puertas
debe darse el tiempo a cada espacio.
Las llaves, el río
el polvo trocado en gestos,
epítetos,
el polvo que es la memoria,
el polvo que es el antiguo país de siempre,
el polvo que son los padres,
los amigos, los espacios tomados, vendidos,
ahora llenos de palabras que no suenan,
que no dicen nada…
Volvamos entonces a las llaves,
elijamos una y tratemos la puerta.
La decisión no es importante
tampoco lo es la llave.
Entramos jóvenes a encontrar amores
a pescar, nuevas palabras, voces
gritos y lo que aparezca
(Lo que aparece siempre tendrá
el leve reminiscente del poeta)
y cierro la puerta.
Olvida el río, las opciones.
El presente es el camino más corto al paraíso…
P.D. Leerse luego de viajes, funerales y malas noticias en general. Leerse casi siempre.
¡Che!, el presente es el camino más corto al paraíso.
02/24/2001
Poesía