La familia (célula básica de la sociedad) se ve aquejada hoy de muchos problemas en el mundo y en nuestro país. Siempre la familia ha sido (generalmente) el fruto de una unión (matrimonio) y su descendencia con sus uniones (matrimonios). Nuestro siglo ha visto una serie de tendencias (primero el modernismo y luego el postmodernismo) digamos filosóficas-sociales que han traído una serie de variantes de todas las llamadas “normas conservadoras”. Así, por ejemplo, podemos hablar de la producción independiente, de las uniones libres, de los derechos jurídicos sobre las uniones libres y en este último decenio las uniones homosexuales (que por la lógica vital impide la concepción natural) y los derechos jurídicos sobre las uniones homosexuales equiparándolas a las uniones heterosexuales.
En tiempos antiguos (anteriores a la Revolución Francesa) los matrimonios eran solamente religiosos (primero católicos y luego de la reforma, católicos y protestantes)
que en su rito los futuros esposos prometían amarse por el resto de la vida (o sea, eran matrimonios para siempre).
Luego de la Revolución Francesa aparecen los matrimonios civiles y el divorcio para su disolución legal. Es en el mundo, en las décadas del 60 y del 70 y algo del 80, el divorcio el problema fundamental que aquejaba a las familias disolviéndolas por completo. Datos estadísticos de esos años (aproximados) refieren que dos de cada tres parejas en dos años se divorciaban en España. Otro problema de las familias era la concepción. Hijos no deseados, malos controles de natalidad (muy costosos), pocos recursos para los hijos, hijos subnormales, poco tipo dedicado a los hijos por el tiempo dedicado al trabajo,
hijos sin padres, etc. Todo esto era la posterior causa del alarmante índice de delincuencia que experimentaron los países europeos en la década del ’80.
En los países subdesarrollados del continente africano y de América del Sur la escasa información acerca de los controles de natalidad fue una de las principales
causas del incremento poblacional y por consiguiente el incremento de los miles de problemas que aquejan a estos continentes. Familias de hasta once hijos en estados
donde no era posible satisfacer sus necesidades básicas, creando los altos índices de cosas que todos repudiamos (analfabetismo, desnutrición, parasitismo, problemas de
viviendas) y todo por no llevar una planificación y un control de natalidad en esos países, a veces por descuido y a veces por extremistas campañas, acosando a los países
encargados de esto de no respetar la autodeterminación y el derecho a la vida de los pueblos del tercer mundo.
En Asia la superpoblación no es un problema ya que los estados satisfacen las necesidades de la misma añadiendo la cultura religiosa de estos pueblos, que los hace
familias más o menos estables para respetar toda la tradición ancestral.
Hay países en el mundo donde el aborto es ilegal. Afortunadamente son países desarrollados donde los controles de natalidad están muy avanzados.
Un problema actual es el gran número de producciones independientes, las cuales (a pesar de su modernidad) proveen a los hijos de familias sin padres lo cual influye en
su formación integral como personas. Otro problema importante son los “matrimonios” homosexuales, los cuales tienen el derecho de adopción y por aquel refrán “de tal
palo…”, está creando un problema en el campo moral que está suscitando grandes debates en estos momentos.
En unos de los países actualmente con mayores problemas familiares, E.U.A. está presente el problema económico. He leído el caso de mujeres que tienen muchos
hijos para evadir los impuestos. Esos niños sólo tienen un fin: hacer número. El incremento de la pornografía y la venta del niño para estos fines es un grave atentado
contra la integridad familiar.
Este problema se extiende cada vez más a los países del tercer mundo y es el primer problema (junto con la prostitución) en los países del antiguo bloque del este en
el ámbito familiar.
En nuestro país la familia siempre ha tenido un lugar privilegiado en todos los proyectos de salud, vivienda, etc. Los éxodos de Camarioca, el Mariel y este último han traído un grave problema muy difícil de resolver: la desunión familiar y por consiguiente todos los problemas que trae esto (déficit económicos, niños sin afecto, familias con deseos de emigrar, etc.). Este problema no es propio de Cuba pero aquí adquiere matices especiales por su novedad (desde la década del ’60) y por sus alarmantes índices. Otro problema familiar (ya un poco resuelto al ver sus índices más bajos) es el divorcio quizás resuelto por la llamada unión libre. Otro problema familiar es el elevado índice de abortos lo cual indica un mal control de natalidad.
Problemas a solucionar en nuestra patria pero problemas no tan grandes en comparación con el resto del mundo sobre todo si miramos que se ha conservado la tradición familiar (en la mayoría de las familias) y la recordamos cada vez que, en fines de semana, comemos todos a la mesa.
Cienfuegos, Cuba