¡ES DOMINGO! Y seguimos con la palabra, esa que Juanqui tomó como camino de expresión de todo su sufrimiento y también de sus pasiones, de hecho, la palabra se convirtió en su Pasión. Y esta frase interpela sobre lo que nos decimos a nosotros mismos y a los demás. Una palabra escrita o dicha, por mucha verdad que encierre, sin compasión y sin respeto a la historia vivida, puede herir y separar a personas que siempre se han amado. Como dijo San Francisco de Sales: “Hice un pacto con mi lengua de no hablar cuando tuviese perturbado el corazón”. Los dejo con Juanqui.
“Temo la trascendencia de las palabras mal dichas o mal escritas.”