Hoy seguimos presentando “Profesión de fe para un olvidado”. Y Juanqui nos regala uno de esos pasajes que nos hacen sonreir y a la vez pensar. Nos introduce en la creatividad sin prejuicios de la infancia en contraste con nuestros conceptos. Y para mí es un llamado a nunca perder esa Inocencia que no nos permite ver el mal en donde solo hay colores, Amistad, alegría, apertura, como lo hace un niño cuando dibuja.
Agnus Acosta dice: “En el mundo vibrante del arte infantil, cada trazo y color brota de un corazón puro y una imaginación sin límites… El arte infantil nos enseña a apreciar el momento presente. Los niños, cuando crean, se sumergen completamente en el proceso, sin preocupaciones por el pasado o el futuro… La creación artística de los niños refleja una aceptación total de sus propias capacidades. No hay temor al juicio, solo la expresión pura de su ser… En el arte infantil, cada error es una oportunidad para la creatividad. Un trazo fuera de lugar se transforma en una nueva figura; una mancha, en parte del paisaje… El arte infantil nos recuerda que la alegría de crear proviene de la simplicidad y la sinceridad del acto creativo, no de la complejidad o el reconocimiento externo…” (El arte infantil y la Filosofia).
Ojalá hoy podamos hacer un dibujo de nuestra propia vida como lo haría un niño… regalarnos un simple momento de Felicidad… Los dejo con Juanqui.
Creo, a veces, en esos garabatos infantiles
(“ésta es mi mamá, éste mi tío, y éste…
bueno, éste no sé quién es”…)
que mezclan colores y conceptos
y mandan al vacío los conceptos
(donde siempre debieran estar, creo…)
abrazando la silueta,
acariciando los contornos
de aquellos que generalmente nunca abrazan
y raramente acarician.